En tiempos de confinamiento, iniciativas para la esperanza

 

 

 

En los telediarios se suceden las noticias relacionadas con la falta de material sanitario: necesitamos millones de mascarillas, de gorros, de guantes…, necesitamos incluso miles de batas apropiadas para tanta y tanta gente que se juega la salud cuidando la de los otros.

Hoy precisan protección desde chóferes de autobús y transportistas, hasta dependientes de supermercado, personal sanitario y de servicios, enfermeros y doctoras en hospitales o centros de atención primaria, cuidadores en residencias de ancianos, y hombres y mujeres con más o menos riesgo que salen o salimos a la calle en busca de suministros al colmado o a la farmacia.

Desde los gobiernos se nos dice que se están comprando fuera del país millones de mascarillas y de otros materiales, y que se están distribuyendo por las comunidades autónomas…, pero no acaban de llegar porque, quizás, cuando llegan, son muy insuficientes, porque son muchas las personas que las necesitan.

 

JUNTAS: TRABAJANDO EN EQUIPO

 

Cuatro generaciones: hasta la biznieta, sobre la mesa, echando una mano para confeccionar batas para nuestras sanitarias y sanitarios

 

Por eso, en este momento de aparente impotencia, es tan emocionante saber de redes de ciudadanas que de manera espontanea, privada, sin liderazgo político, municipal o gubernamental, se han unido y se unen cada día en un esfuerzo común para conseguir material y recursos, para diseñar, para idear, para confeccionar, esterilizar y distribuir mascarillas, batas y otros productos muy necesarios.

Se trata de iniciativas como las llevadas a cabo por un grupo integrado por una mayoría de mujeres de todas las edades que, en la comarca del Vallés, perfectamente organizadas en red, y trabajando juntas (cada una en su domicilio), han convertido sus viviendas en talleres, han unido saberes y habilidades, entusiasmo y capacidad, y han puesto a funcionar recursos propios para, con un permiso especial de las autoridades sanitarias, hacer llegar a las personas que están en primera línea el material necesario para seguir trabajando y sobrevivir.

 

 

GRACIAS POR LA LECCIÓN

 

 

En casa pero trabajando en red, juntas por un objetivo común

 

Ahora no estamos hablando de millones de mascarillas compradas por el gobierno y que nunca parecen ser suficientes.

Hablamos de las decenas de mascarillas que ese día ha podido confeccionar una familia, y que se entregan sabiendo que van a ser utilizadas por sus vecinos y vecinas, en el CAP donde nos atienden, en el súper donde compramos, en el hospital para niños que hay en la misma comarca, por el chófer del autobús que sigue todavía funcionando para quien lo necesita, por la cajera o el cajero de la tiendas donde compramos los suministros.

Al anochecer, cuando una voluntaria entrega  en mano mascarillas y batas a quienes las van a necesitar al día siguiente, se descubre que la iniciativa, el respeto, la solidaridad, el amor… es una magia muy poderosa que protege tanto a quienes la dan como a quienes la reciben.

Gracias por la lección.

 

Gepostet von Lucia Olguin am Freitag, 27. März 2020

 

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Gepostet von Greenpeace España am Freitag, 27. März 2020