¿En qué se parecen Madrid y Barcelona?
Por Sterna Paradisea, alias Gaviotina. Corresponsal celeste.
Si vives en Madrid o Barcelona es probable que algunos días, cuando sales de casa a dar un paseo o a trabajar, sientas que te falta el aire. O, dicho de otro modo, que el aire que respiras está cargado de polución.
Malas noticias: tus sensaciones son correctas y, demasiado a menudo, el cielo de estas poblaciones es una espesa sopa de dióxido de nitrógeno, óxidos de azufre y partículas microscópicas en suspensión.
No lo digo yo (que soy un ave de apenas 100 gramos), lo dice Bruselas, que ha denunciado a España ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) por incumplir la normativa de calidad del aire y no hacer nada (o casi nada) para evitar la extrema y continuada contaminación de Madrid, Barcelona y las ciudades del Vallès-Baix Llobregat, donde se exceden los niveles máximos de dióxido de nitrógeno de la normativa europea vigente desde 2008.
¿Y por qué denuncia Bruselas? ¿Por qué quieren golpearos con una multa millonaria?
Pues porque año tras año superáis los máximos legales (en Madrid, en Barcelona, en Sabadell, en Terrassa, en Martorell y en tantas otras ciudades).
Y porque las autoridades municipales no hacen caso, y en Bruselas ya han avisado muchas veces, así que si no es por las buenas, será por las malas. Que al final el aire es de todos, y todos lo respiramos.
Hay evidencias científicas de que os estáis pasando:
- En 2018 murieron 25.100 europeos en accidentes de tráfico.
- Pero la contaminación provocó la muerte prematura de 430.000 europeos, os acortó la vida una media de siete meses, enfangó la vida de miles y miles de enfermos de asma o bronquitis y entorpeció el vuelo de miles de pájaros.
¿Quién sale más perjudicado?
Cuando viajo rumbo al sur, es fácil intuir a lo lejos esas turbulentas masas de polución que ensucian de gris plomo el cielo de las grandes ciudades.
Para la bandada es fácil alejarse y continuar nuestro camino.
Vosotros no: la ciudad es vuestro entorno “natural”.
Y todos salís perjudicados, especialmente la población más vulnerable, es decir, los bebés, los niños y niñas, los adolescentes, los ancianos y las personas con enfermedades respiratorias.
No te lo vas a creer: la contaminación por el óxido de nitrógeno en las grandes ciudades está provocada en gran parte por el transporte de mercancías y por el tráfico automovilístico.
Los automóviles de combustión causan en Europa nada menos que el 30% de las emisiones de partículas. Y, en estas ciudades, el tráfico genera más de dos tercios de las emisiones nocivas de dióxido de nitrógeno.
¿Qué te parece? ¿Podemos hacer algo al respecto? Yo no, que soy un pájaro, pero tú…
En tu ciudad, ¿hay transporte público de calidad?
Si hay transporte, utilízalo.
Si no lo hay, exígelo.
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