¿Tienes jardín, un huerto en la terraza, un balcón con macetas o un rincón con plantas de interior?

En mi opinión, columna de Matusalén

Soy un tipo realmente viejo, el ser vivo más anciano del planeta. Pero ni soy ministro, ni jefe de estado, ni profesor de filosofía en una prestigiosa universidad americana.

Solo soy un árbol, pero un árbol milenario, y quiero dar mi opinión.

 

Si has contestado afirmativamente a alguna de estas preguntas, si tienes jardín, un huerto en la terraza, un balcón con macetas o un rincón con plantas de interior…

…Quizás te interese saber que puedes elaborar fácilmente tu propio abono, un compost natural y sano con el que enriquecer la tierra y potenciar el verdor de las hojas o el colorido las flores.

El compost natural es un abono orgánico, rico y apetitoso para nuestras raíces, que puedes obtener mezclando algunos residuos domésticos, restos de alimento desechados como posos de café, pieles de plátano, zumo de naranja, verduras de hoja verde, cascaras de huevos cocidos o yogur.

Los beneficios son múltiples: no solo proporcionas a tus plantas un nutriente magnífico, también  reduces el uso de fertilizantes sintéticos, gastas menos, aprovechas los residuos domésticos, reduces la cantidad de basura generada y, no menos importante, te sientes bien porque colaboras un poquito con la preservación del medioambiente.

 

Los 5 magníficos

 

Para “cocinar” el abono, mis ingredientes preferidos son los siguientes:

 

El potasio que contienen las pieles de plátano es muy beneficioso para la floración.

La vitamina C del zumo de naranja es buena para que las hojas mantengan su brillo y no se marchiten.

El calcio de las cáscaras bien machacadas de huevo cocido son útiles como repelente para ahuyentar babosas o caracoles y para enriquecer la tierra.

El nitrógeno de los posos del café es un nutriente fantástico para conseguir más frondosidad (más hojas y más verdes) en tus plantas.

Y, ¡sorpresa!: las mal llamadas “malas hierbas” pueden aportar calcio, magnesio, nitrógeno, hierro y potasio.

 

Cómo hacer abono orgánico

 

Hazte con un recipiente y hazle unos agujeros en la superficie.

Vierte un poco de tierra (más o menos cantidad según sea el tamaño del contenedor).

Ve añadiendo desechos orgánicos: restos de verduras, pieles de plátano, posos de café, etc.

Vierte un poco más de tierra.

Cada 10 o 15 días, remueve el contenido (la mezcla de tierra y restos orgánicos) y airéalo.

No te asustes si entre la tierra ves gusanos u otros insectos: son tan inevitables como necesarios.

Si estamos en verano, un par de meses después del primer paso, el compost tendrá un color más oscuro y homogéneo, y estará listo para ser utilizado como abono. Si estamos en invierno, el frío retrasa la descomposición y necesitarás 4 o 5 meses.

Ah, ojo, no utilices restos de carne, pollo o pescado para hacer tu abono.

 

¿Mi recomendación?

 

Como decía más arriba, soy un árbol, pero estoy vivo y de tonto no tengo ni una hoja.

Por eso, porque más sabe el demonio por viejo que por demonio, me atreveré con un consejo:

Si tienes hij@s, comparte con ellos la experiencia y permíteles sentirse importantes cuando revuelvan con una pala el compost y, más adelante, cuando mimen con un buen abono natural esos seres vivos que tienen en casa.

Cuando un niñ@ cuida una planta o un arbolillo y aprende a observarlos y a pensar en qué necesitan (¿agua, abono, luz natural, etc?) aprende también a cuidarse a sí mismo y a ser más empático y comprensivo con las personas de su entorno.

Por un mundo un poquito mejor.

 

Si te ha interesado:

 

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